La corona del Sol, se deja ver sólo en los eclipses solares totales, y es un espectáculo tan maravilloso que algunas personas que lo han visto adquieren el síndrome de "adicción a los eclipses totales de Sol", y gastan fortunas para tener la posibilidad de ver otro y otro.
Está formada por un gas muy tenue y formado por diversos elementos altamente ionizados, que emite una potente radiación en rayos X, y en menor grado en luz visible, que es la que presenciamos para los eclipses. Lo extraordinario es que se encuentra a una enorme temperatura, superior al millón de grados, cuando en la superficie la temperatura es mucho menor, unos 5.600 grados en el caso del Sol. La alta temperatura de la corona, que es uno de los misterios aun sin resolver de la astrofísica, podría ser causada por la acción de los campos magnéticos del Sol.
Schmitt y sus colaboradores no esperaron al próximo eclipse de Sol, que será nuevamente en Africa, para ver y estudiar una corona estelar, sino que apuntaron el gigantesco telescopio Kueyen, de 8,2 metros de diámetro, provisto con un fino instrumento capaz de observar su espectro, el UVES, hacia una estrella cercana. Buscaban encontrar emisiones de Fe XIII, fierro 12 veces ionizado, un elemento característico de la corona, y que son átomos de fierro, que normalmente tiene 26 electrones, que han sido despojados, por la altísima temperatura de la corona de 12 electrones.
El problema es que sólo una parte de la radiación de la corona es emitida en una frecuencia capaz de ser vista por este instrumento, que puede observar luz del tipo ultra violeta (UV) cercana y visible. Como la emisión de la corona en estas frecuencias es muy débil, sólo la podemos ver, en el caso del Sol, cuando su superficie es cubierta totalmente por la Luna. Algunos telescopios, terrestres y en el espacio, utilizan "coronógrafos" que bloquean artificialmente el disco del Sol, para realizar observaciones de la corona, sin embargo esto no se puede realizar para la observación de estrellas lejanas, de las que vemos poco más que un punto de luz.
Para reducir el impacto del "encandilamiento" por la luz de la estrella, Schmitt escogió como objetivo la estrella enana roja CN Leoinis, que siendo mil veces menos luminosa que el Sol, en la luz visible, tiene una corona que emite aun más luz de rayos X. Es además una estrella cercana ubicada a 8 años luz de distancia en dirección a la constelación del León.
Luego de sustraer la contaminación producida por iones de titanio, que emiten en un sector cercano al FE XIII, se logró identificar inequivocamente la presencia de este elemento en el espectro ultravioleta óptico de una estrella diferente al Sol.
"Decomposición" de una línea de emisión en la longitud de onda de 3.388,1 Angstrom en dos componentes, ambas con líneas punteadas. La intensidad espectrral observada corresponde a la línea azul. Aunque la línea del Fe XIII, aparece confundida con la de los iones del Titanio II, se puede distinguir por su mayor grosor.
NOTA: El Observatorio Paranal del Observatorio Europeo Austral, ESO, se encuentra ubicado entre las comunas de Taltal y Antofagasta, en la Región de Antofagasta (del Trópico) en Chile. Es el observatorio astronómico más grande y más moderno del mundo, rivalizando sólo con Mauna Kea en Hawaii, EEUU. (20/08/01)
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El autor y responsable de estas páginas es el escritor científico Jorge Ianiszewski R. Derechos Reservados, 2001 - 2006
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