Un Planeta Azul en Aprietos
 

JAMES LOVELOCK, LA TEORÍA DE GAIA
Y LA VENGANZA DE LA TIERRA






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El Jockey stick - La Fusta de Jinete.

Gráfico con las variaciones de temperaturas en el hemisferio norte entre los años 1000 y 1999. A la súbita alza de la temperatura registrada desde comienzos del Siglo XX se le llama "fusta de jinete". Sepa más.

ENFRIANDO EL CALENTAMIENTO: VEA LO QUE PUEDE HACER AHORA.
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PREMIO PARA SALVAR LA TIERRA (14 Feb. 2007)

ECOLOGISTAS NUCLEARES

LA VENGANZA DE LA TIERRA (GAIA)

CHINA: MÁXIMA CONTAMINACIÓN

LA TIERRA ENFERMA
Artículo de James Lovelock

XII CONVENCIÓN CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL (6 Nov. 2006)

BLAIR LLAMA A COMBATIR CALENTAMIENTO GLOBAL (30 Oct. 2006)

CLINTON QUIERE SALVAR EL MUNDO

LA TIERRA COMO LA CONOCEMOS: ENFERMA GRAVE (1 de Abril, 2005)



Curso de Astronomía Básica


TURISMO ASTRONÓMICO EN CHILE


EXCURSIONES ASTRONÓMICAS






LECTURAS RECOMENDADAS

Conozca el Protocolo de Kioto




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EL PROTOCOLO DE KIOTO (BBC)

EL CALENTAMIENTO DEL PLANETA SEGUIRÁ ACELERÁNDOSE
Para frenarlo, se deberían reducir las emisiones contaminantes entre un 20 y un 30%
Artículo de Rebelión - Ecología

LA INFLUENCIA DE LAS NUBES EN EL CALENTAMIENTO GLOBAL
Artículo de Ciencia@NASA

IMAGINESE: INTENSIVO USO DE COMBUSTIBLES FÓSILES SIN CALENTAMIENTO GLOBAL
Descubren método económico para capturar CO2 de la atmósfera en el Los Alamos National Laboratory, USA. (en inglés).

LA FUSTA DE JINETE

Bienvenidos al Mundo de Google

¿QUÉ ES EL CALENTAMIENTO GLOBAL?
MÁS SOBRE LA TEORÍA DE GAIA (Sitio externo)
Sobre el fin del mundo:
 
LA VENGANZA DE GAIA (LA TIERRA) II
 
Publicamos otra entrevista a James Lovelock, ecologista y creador de la Teoría de Gaia.

James Lovelock, autor del paradigma de Gaia.(24 Agosto, 2007 - Inforumpatagonia.net) Como los gnomos, vive en mitad del campo, en el suroeste de Inglaterra, en una granja de catorce hectáreas. En el exterior, el mundo bucólico; en el interior, un incesante trabajo: dos salas de computadores, papeles, libros y cachivaches. Ayudado por Sandy, su segunda mujer, una treintena de años más joven, Lovelock prosigue con su actividad científica. Hace cuarenta años ideó la teoría de Gaia, según la cual nuestro planeta sería un todo capaz de autorregularse. Nunca dijo que Gaia, la Tierra, fuera un ser pensante, ni que tuviera conciencia ni propósito, pero sus ideas fueron perseguidas y ridiculizadas ferozmente por los científicos durante mucho tiempo. Sólo a partir de los años ’90 empezaron a ser aceptadas.

Este viejo científico inglés adora construir sus instrumentos con sus propias manos y es un prolífico inventor. Hace también cuarenta años creó el detector de captura de electrones (ECD), una máquina pequeña y barata que revolucionó el mundo. El ECD es tan sensible que, si derramamos una botella de perfume en Japón sobre una manta, a las dos semanas el detector podría percibir sus partículas en el aire de Londres. Con ese invento sencillo y milagroso, los ecologistas descubrieron residuos de pesticidas en todo el planeta. Y fue el propio Lovelock quien, usando su máquina, advirtió en mediciones sobre el océano la existencia de los CFC, los famosos clorofluorocarbonatos que están alterando de manera radical el equilibrio atmosférico. Todo esto dio lugar al Protocolo de Montreal y lo que vino después en política medioambiental. Lovelock fue el padre de la ecología moderna, pero no se lleva demasiado bien con los verdes: considera que la mayoría "no sólo desconocen la ciencia, sino que además la odian".

Este abuelo vitalista y alegre regresa convertido en un mensajero de la oscuridad. Su último libro, The Revenge of Gaia (La venganza de Gaia), recién publicado en el Reino Unido, viene a decirnos que estamos inevitablemente abocados a una catástrofe natural casi inmediata. Resulta difícil creer que el mundo tal y como lo conocemos se acabe en pocos años. Pero también nos resulta difícil creer en nuestra propia muerte.

–Su último libro es un verdadero bombazo que presenta un futuro muy negro para la humanidad.

–Me temo que sí, es una historia muy triste, aunque no totalmente desesperada. Va a ser un golpe muy grande para los humanos, pero habrá sobrevivientes y tendremos la oportunidad de empezar de nuevo. Porque en esta ocasión la hicimos pésimo. En cierto modo me siento mal por ser el portador de noticias tan terribles, pero por otro lado miras alrededor y ves que las cosas empeoran y empeoran por momento en el mundo, y alguien tiene que intentar detener ese desastre.

–Usted dice que para 2050 se habrán derretido los polos y que Londres, entre muchos otros lugares de la Tierra, estará bajo las aguas.

–En efecto, los polos se habrán derretido totalmente y puede que antes de esa fecha. En cuanto a las inundaciones, no estoy seguro de si ocurrirán tan pronto. Lo que provocará las inundaciones masivas será el deshielo de los glaciares, y puede que eso tarde un poco más.

–Pero en cualquier caso sería lo suficientemente pronto, antes de que se acabe este siglo.

–Oh, sí, eso desde luego. Definitivamente, antes de que se acabe este siglo, Londres estará inundado. Y todas las zonas costeras. Imagínese Bangladesh, por ejemplo; el país entero desaparecerá bajo las aguas. Y sus 140 millones de habitantes intentarán desplazarse a otros países, donde no serán bien recibidos. En todo el mundo habrá muchas guerras y sangre.

–Mire, lo que más me inquieta de sus predicciones es que usted nunca ha sido un hombre apocalíptico.

–Nunca, nada. Siempre he sido justamente todo lo contrario.

–Que usted salga ahora con un libro tan pesimista debe de haber supuesto un choque en la comunidad científica.

–Bueno, tengo bastantes amigos en el campo de la ciencia, y especialmente dentro de los científicos del clima, que manejan los mismos datos que estoy manejando yo. Lo que pasa es que, al estar empleados, no pueden hablar claramente de estas teorías, porque perderían sus trabajos. Pero hablan conmigo y dicen que en cierto sentido soy su portavoz. Están muy preocupados. Y su actitud respecto del libro que acabo de publicar es que, en todo caso, se queda corto. La situación es verdaderamente muy mala.

–Tan mala que dice que hay que recurrir a la energía nuclear, porque no hay tiempo para descubrir otra alternativa lo suficientemente eficiente.

–Así es. No es que yo esté en contra de otras energías alternativas, sobre todo en algunas zonas como los países desérticos, donde resulta de lo más razonable usar la eólica para desalinizar el agua. Pero en países muy urbanos y densamente habitados, como Inglaterra o Alemania, es absurdo intentar sacar la energía de los molinos de viento.

–Su apoyo a la energía nuclear lo puso otra vez en el ojo del huracán. Seguir siendo así de polémico con 86 años tiene su mérito y su gracia.

–Bueno, supongo que sí, en tanto y en cuanto consigas evitar los misiles que te disparan desde todas partes.

–Además de científico es inventor y ha creado unas sesenta patentes.

–Pero no poseo ninguna de ellas. La gente no suele saber que, si quieres patentar algo, todo el proceso legal hasta llegar a la patente te cuesta 100.000 libras y a ver cuánta gente tiene ese dinero. Porque además sólo un invento de cada cinco termina siendo rentable. Por otra parte, no soy un hombre de negocios y nunca quise serlo, así es que lo que hice fue buscar alguna empresa buena, amable y honrada, como Hewlett-Packard, por ejemplo. Y entonces llegas a un acuerdo muy simple, según el cual les cedes tus inventos dentro de un campo determinado y a cambio ellos te pagan un dinero. Hewlett-Packard me ha pagado 32.000 dólares al año, y me basta.

–Pero podría haberse hecho multimillonario, sobre todo con el ECD. Y, de hecho, usted patentó ese invento. Pero luego se lo robaron.

–Lo que sucedió es que yo fui a Yale a trabajar durante unos meses en el departamento de medicina. Ya llevaba el ECD en la cabeza desde mucho antes, pero lo construí allí. Los de Yale dijeron: "Bueno, vamos a patentarlo; un tercio para Yale, otro para una agencia de patentes y otro tercio para ti". "Bueno –dije–, acepto." No soy ambicioso y no me importaba compartir la patente. Pero en cuanto registramos el ECD recibí una carta muy ruda del gobierno americano diciendo que ellos se quedaban con la patente. Me quedé atónito, pero entonces recibí una carta mucho más amable del decano de Medicina de Yale, en la que me pedía por favor que renunciara a mis derechos, porque estaban amenazando con cortarle la mitad del presupuesto al departamento. Así es que renuncié. Podría haber acudido a abogados y demás, pero todo eso cuesta dinero y yo no sabía si iba a poder recuperarlo. A decir verdad, por entonces yo no pensaba que el ECD fuera a ser una patente muy valiosa.

–Y luego se convirtió en uno de los inventos fundamentales de la segunda mitad del siglo XX.

–Sí, pero no me gustaría que diera la imagen de que me siento frustrado o amargado por eso, por haber perdido la patente. No es algo que me haya preocupado. Mire, esto es el ECD (es un objeto del tamaño de un paquete de cigarrillos, unos cuantos hierros viejos clavados a una base de madera).

–¿Y esto tan pequeño cambió el mundo?

–Bueno, no tiene por qué ser grande. Y lo que me encanta es que lo fabriqué yo mismo. Fue muy divertido.

–Sí, y para conseguir la fuente radiactiva que necesitaba raspó la pintura fluorescente del cuadro de mandos de un viejo avión militar.

–Cierto. Hoy no podría hacer eso, porque las nuevas regulaciones verdes respecto del manejo de la radiactividad me lo impedirían. Es increíble, pero si los verdes hubieran sido verdaderamente poderosos en los años ’50, nunca hubiera podido inventar este aparato.

–Luego colaboró con la NASA. Entre otras cosas, inventó un instrumento que luego formó parte de la Viking y ahí apareció Gaia, de golpe, como un relámpago, en 1965.

–Sí, conocí a unos biólogos y un día me dijeron: "¿Por qué no viene a una conferencia que tenemos sobre la detección de vida en Marte?". Me pareció estupendo. Y resulta que los biólogos estaban desarrollando equipos de detección para la superficie de Marte como si fueran a buscar vida en el desierto de Nevada. Y yo no hacía más que decirles: "¿Pero cómo pueden pensar que la vida en Marte, si es que hay vida, va a crecer en un medio así? La vida allí puede ser completamente distinta". Entonces me dijeron: "¿Qué harías?". "Bueno, yo intentaría buscar una reducción de la entropía." Esto les hizo tragar saliva, porque dentro de la fraternidad biológica nadie parece tener una idea clara de lo que es la entropía. Eso me forzó a desarrollar un análisis atmosférico que marcara qué condiciones pueden llevar a la vida, y de ahí surgió Gaia.

–Lo que dijo es que el equilibrio químico de la atmósfera posee un índice muy alto de entropía, de desorden. Y que cuando se encuentra una atmósfera con una entropía baja, en la que hay demasiado metano, o demasiado oxígeno, o cualquier otro ordenamiento químico anómalo, eso indica la presencia de vida. Porque es la vida la que altera el equilibrio químico y lo ordena. Esa idea de la vida como generadora de orden es muy bella.

–Gracias. Verá, el jefe de allí se enojó por llevarle la contra y me dijo: "Hoy es miércoles. Ven el viernes a mi despacho con un sistema práctico de detección de vida a través de la atmósfera o atente a las consecuencias". Sonaba a una amenaza de despido, y la verdad es que cuando te someten a esa presión es increíble lo de prisa que se piensa e inventa.

–Y del miércoles al viernes nació Gaia.

–Lo que pensé es que esos gases de la atmósfera reaccionan los unos con los otros muy rápidamente. Sin embargo, la atmósfera de la Tierra había permanecido estable durante mucho tiempo. Y me dije: "¿Qué es lo que hace que se mantenga esta estabilidad?". Y lo único que podía mantener ese equilibrio era la vida. A los científicos del clima les gustó el nombre y la idea desde el principio. El problema siempre fue con los biólogos. De alguna manera, los biólogos creen que la vida es su propiedad. Los biólogos eran tan ruidosamente anti-Gaia que ni siquiera conseguías publicar un artículo en una revista científica si llevaba la palabra Gaia por algún lado.

–Mientras le discutían, Gaia estaba inmerso en "la guerra del ozono", la polémica de los setenta entre los verdes y los químicos industriales.

–Ay, sí. Esa fue una batalla adyacente y también estuve en el sector equivocado. Se ve que es mi sino esto de estar en el sector erróneo.

–Se alineó con la industria. Pero dice en su autobiografía que se descubrió ahí, que no es que eligiera partido.

–Pues sí, es que simplemente las cosas sucedieron así. Con el ECD, la gente empezó a descubrir restos de pesticidas por todas partes del mundo y empezaron a ponerse locos con eso. Pero es que el ECD es un aparato tan ultrasensible que yo le aseguro que, si ahora cojo una muestra de su sangre o de la mía, podría sacar la huella de todos los pesticidas que se han usado en el planeta, porque están almacenados en nuestro cuerpo. Ahora bien, los niveles de estas sustancias son tan extraordinariamente pequeños que son totalmente inofensivos. Y lo que sucede es que los verdes no son nada sensatos y no saben distinguir entre la presencia de un pesticida y que esa sustancia alcance un nivel dañino. El médico medieval Paracelsus ya dijo que el veneno es la dosis y tiene razón, pero los verdes no podían entender eso. Y el caso es que cuando descubrí los CFC en el océano, me dije que los verdes van a decir que nos estamos envenenando, cuando en realidad se trataba de cantidades ínfimas. Y entonces en aquella guerra sostuve que el CFC no era dañino, y eso me colocó en el sector de los malos desde el principio.

–Luego se descubrió que el daño que hacían los CFC era de otro tipo.

–Claro, era en la estratosfera y a la capa de ozono, pero no en el aire y como riesgo biológico para la gente. En fin, fue una batalla muy áspera y amarga. Además de inútil. El verdadero problema es que la gente no se ha hecho cargo de la situación medioambiental, y entonces Gaia está haciéndose cargo de ella, por así decirlo. El deterioro fue demasiado lejos y ahora el sistema está moviéndose rápidamente hacia uno de esos momentos críticos. Vamos a vernos reducidos a quizá 500 millones de humanos, tan poco como eso, 500 millones de humanos viviendo allá arriba, en el Artico. Y tendremos que empezar de nuevo.

–Y si nos esforzamos en tomar medidas y abandonar todas esas prácticas que están alterando el ozono y provocando el cambio climático...

–No serviría de nada. Hace 100 o 50 años hubiera sido posible hacer algo, pero a estas alturas ya no hay manera de detener el proceso. Yo creo que dentro de la ciencia del clima todo el mundo sabe que ya es demasiado tarde. Es como ir dentro de un bote y estar demasiado cerca de una catarata. Por mucho que remes, no podrás evitar la caída. Y ahora lo mismo: no se pueden parar las fuerzas naturales que mueven el planeta. A veces pienso que estamos igual que en 1939, cuando todo el mundo sabía que iba a empezar una guerra mundial, pero nadie se daba por enterado.

–Si todo da igual, ¿qué importa usar energía nuclear o no?

–Sí importa, y mucho, porque lo fundamen

es conservar nuestra civilización, de la misma manera que la civilización romana se conservó en los monasterios durante la época oscura. Sin duda, vendrá una nueva época oscura, y los supervivientes necesitan una fuente de energía. Y, por ahora, la única fuente suficiente que puede proporcionar electricidad y alimentos y calor a los supervivientes en su retiro ártico es la energía nuclear, es lo único sensato.

Fuente: Inforumpatagonia.net (Rosa Montero/Página 12 Argentina, 14 Mayo, 2006)



Artículo del autor de la Teoría de Gaia:

LA TIERRA ESTÁ A PUNTO DE ENFERMARSE DE UNA FIEBRE MALIGNA QUE PODRÍA DURAR 100 MIL AÑOS
 
James Lovelock previene: "Cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible".

(8 Nov. 2006 / Original publicado el 16 de Enero, 2006, por James Lovelock) Imagine a una joven mujer policía contenta con su vocación; luego imagínenla teniendo que decirle a una familia cuyo hijo se ha perdido, que ha sido encontrado muerto, asesinado en un bosque cercano. O piensen en un jóven médico recien titulado que tiene que decirles que la biopsia revela invasión por un tumor de metastasis agresiva. Doctores y policías saben que muchos aceptan la cruda verdad con dignidad pero que otros tratan en vano de negarla.

Cualquiera que sea la respuesta, médicos y policías no tienen cómo escapar de su deber.

Por estas razonas este artículo es el más difícil que he escrito. Mi teoría Gaia ve a la Tierra comportándose como si estuviera viva, y desde luego, cualquier cosa viva puede disfrutar de buena salud, o sufrir enfermedades. Gaia me ha convertido en un médico planetario y me tomo mi profesión seriamente, y ahora, yo también vengo a traer malas noticias.

Imagen: James Lovelock, autor del paradigma de Gaia, junto a una estatua de la diosa griega en su jardín.

Los centros climáticos de todo el mundo, que son el equivalente de los laboratorios de patología de un hospital, vienen informando de la condición física de la Tierra, y los especialistas en clima la ven seriamente enferma, a punto de sufrir una fiebre maligna que podría durar 100.000 años. Me veo en la obligación de decirles, como miembro de la familia Tierra y como parte íntimamente relacionada con ella, que ustedes y especialmente la civilización están en grave peligro.

Nuestro planeta se ha mantenido sano y apto para la vida, igual como lo hace un animal, durante la mayor parte de los más de tres mil millones de años de su existencia. Fue una pésima suerte que nosotros empezáramos a contaminar en una época en que el sol calienta demasiado para resultar confortable. Le hemos dado fiebre a Gaia y pronto su situación se agravará hasta un estado semejante al coma. El planeta ya ha pasado por esto y se recuperó, pero le tomó más de 100.000 años. Somos los responsables y sufriremos las consecuencias: a medida que avance el siglo, la temperatura aumentará 8 grados centígrados en regiones templadas y 5 grados en los trópicos.

La mayor parte de la masa de tierra tropical se convertirá en desierto y ya no servirá como regulador (del clima), lo que se suma al 40% de la superficie de la Tierra que hemos devastado para alimentarnos.

Curiosamente, la polución aerosol del hemisferio norte está reduciendo el calentamiento global porque refleja la luz solar al espacio. Este 'oscurecimiento global' es transitorio y podría desaparecer en pocos días como el humo que es, dejándonos completamente expuestos al calor del invernadero global. Estamos en el clima del tonto, que se mantiene fresco de forma accidental gracias al humo, y antes de que este siglo termine, miles de millones de nosotros moriremos y las pocas parejas de humanos capaces de reproducirse que sobrevivan estarán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable.

Al no ver que la Tierra ya no regula su clima y su composición, hemos cometido el error de tratar de hacerlo nosotros, actuando como si estuviéramos al mando. Y al hacerlo, no hemos condenado a la peor forma de esclavitud. Si elegimos ser los mayordomos de la Tierra, entonces somos responsables de mantener la atmósfera, el océano y la superficie de la tierra en condiciones correctas para la vida. Tarea que pronto descubriremos que es imposible - y que antes de que tratáramos a Gaia tan mal, ella hacía gratuitamente por nosotros.

Para comprender hasta qué punto es imposible, piensen como se las arreglarían ustedes para regular su propia temperatura o la composición de su sangre. Las personas con riñones que fallan conocen el eterno problema diario de ajustar el consumo de agua, sal y proteína. El artefacto tecnológico de la diálisis ayuda, pero no es sustituto de unos riñones sanos.

Mi nuevo libro 'La Venganza de Gaia' expande estas ideas, pero se preguntarán por qué la ciencia tardó tanto en reconocer la verdadera naturaleza de la Tierra. Creo que se debe a que la visión de Darwin era tan buena y clara que nos ha tomado hasta ahora digerirla. En tiempos de Darwin, poco se sabía sobre química de la atmósfera y los océanos y debieron haber pocas razones para que Darwin se preguntara si los organismos cambiaban su entorno además de adaptarse a él.

Si en esa época se hubiera sabido que la vida y el ambiente están estrechamente compenetrados, Darwin habría visto que la evolución implicaba no solamente a los organismos sino también a toda la superficie planetaria. Entonces podríamos haber mirado a la Tierra como si estuviera viva, y haber sabido que no podemos contaminar el aire o usar su piel -sus bosques y ecosistemas oceánicos- como una mera fuente de productos que nos alimenten y amueblen nuestras casas. Habríamos percibido de forma instintiva que esos ecosistemas deben permanecer intactos porque son parte de la Tierra viviente.

Así que ¿qué debemos hacer? Lo primero es tomar conciencia del ritmo sobrecogedor de cambio y comprender qué queda poco tiempo para actuar; luego, cada comunidad y cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible. Nuestra civilización es intensiva en energía y no podemos apagarla sin estrellarnos, así que necesitamos la seguridad de un descenso propulsado. En Gran Bretaña estamos acostumbrados a pensar en toda la humanidad y no solamente en nosotros mismos; el cambio ambiental es global pero tenemos que ocuparnos de las consecuencias aquí, en el Reino Unido.

Por desgracia nuestra nación está actualmente tan urbanizada que es casi como una gran ciudad y contamos con areas pequeñas para agricultura y bosques. Dependemos del mundo comercial para sustentarnos. El cambio climático nos negará nuestros suministros regulares de alimento y combustible que viene de ultramar.

Podríamos crecer lo suficiente como para ser capaces de alimentarnos con la dieta de la Segunda Guerra Mundial, pero la noción de que todavía hay suficiente tierra para producir combustible orgánico o para convertirla en granjas de energía eólica es absurda. Haremos cuanto podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos o las economías emergentes de China e India deteniéndose a tiempo, y ellos son la principal fuente de emisiones. Ocurrirá lo peor y los que sobrevivan tendrán que adaptarse a un clima infernal.

Posiblemente, lo más triste es que Gaia va a perder tanto o más que nosotros. No solamente se extinguirá vida silvestre y ecosistemas completos, pero en la civilización humana, el planeta tiene un recurso precioso. No somos sólo una enfermedad. Somos, por nuestra inteligencia y comunicación, el sistema nervioso del planeta. Es a través nuestro, que Gaia se ha visto a sí misma desde el espacio y empieza a conocer su lugar en el universo.

Deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su enfermedad. Seamos valientes y dejemos de pensar solamente en las necesidades y derechos, reconozcamos que hemos hecho daño a la Tierra viviente y que necesitamos hacer las paces con Gaia. Debemos hacerlo cuando todavía somos fuertes como para negociar y no una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales. Más aún, deberíamos recodar que somos parte de ella, y que ella es realmente nuestro hogar.

James Lovelock

El autor es un científico medioambientalista independiente y miembro de la Royal Society. Su libro 'La venganza de Gaia' fue publicado en inglés y está disponible en Amazon, haciendo click aquí.

Nuevo:

Breve biografía de James Lovelock:

Ha actuado como científico independente por más de cuarenta años. Es Honorary Visiting Fellow del Green College, Universidad de Oxford. Fue elegido miembro de la Royal Society en 1974 y como Acompañante de Honor de la Reina Elizabeth II en 2003. Además ha recibido premios internacionales por sus aportes medio ambientales: Premio Blue Planet, Volvo y la Medalla Wollaston de la Geological Society de Londres.

El aporte principal de James Lovelock es la Teoría de Gaia, actualmente aceptada con el nombre menos poético de Sistema Científico de la Tierra, y por el descubrimiento en l972 de los CFCs en la atmósfera y su posterior monitoreo. Es inventor del "detector de captura de electrones" (ECD), un sencillo y sensible aparato capaz de detectar trazas de elementos en la atmósfera*, con este instrumento se dió la alerta sobre la contaminación generalizada de pesticidas y PCBs.

A través de su carrera como científico ambientalista ha apoyado la energía nuclear como la preferida para el suministro de electricidad. Es autor de cinco libros y más de 200 artículos científicos.

*=La patente de este invento le fue arrebatada, este invento es ámpliamente utilizado en la detección de elementos contaminantes.

LA TIERRA COMO LA CONOCEMOS: ENFERMA GRAVE


Advertencia de Lovelock:

LA VENGANZA DE LA TIERRA (GAIA) I
 
Reproducimos este artículo, de enorme relevancia para quienes desean ver que nuestro planeta recuperare su salud.

(10 Feb. 2007 Michael McCarthy/The Independet Online Enero 16, 2006 - CA) El mundo ha sobrepasado el punto de no retorno en el cambio climático y la civilización tal y como la conocemos ahora es poco probable que sobreviva, sostiene James Lovelock, el científico y guru verde que concibió la idea de Gaia, la Tierra que se matiene por sí misma apta para la vida. En una afirmación profundamente pesimista, publicada en The Independent, el Profesor Lovelock sugiere que los esfuerzos por neutralizar el calentamiento global no tendrán éxito y que, de hecho, ya es demasiado tarde.

Según él, el mundo y la sociedad humana se enfrentan a un desastre de mucho mayor envergadura y a un ritmo más rápido del que casi nadie se da cuenta. El dice: "antes de que acabe este siglo, miles de millones de nosotros morirán y las pocas parejas de personas que sobrevivan vivirán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable."

Al hacer semejante declaración, mucho más oscura que ninguna de las efectuadas por un cientifico de importancia internacional comparable, el Profesor Lovelock admite que se está arriesgando. Pero como el hombre que ha concebido la primera nueva forma de mirar la vida en la Tierra desde Charles Darwin, Lovelock siente que su propio análisis de lo que está pasando no le deja elección. Lovelock cree que es el propio mecanismo autoregulador de Gaia -concepto que cada vez es más aceptado por otros científicos a nivel mundial aunque ellos prefieren llamarlo el Sistema Tierra - el cual, perversamente, se asegurará de que el calentamiento no pueda controlarse.

Esto es debido a que el sistema contiene miríadas de mecanismos de retroalimentación que en el pasado actuaron conjuntamente para mantener la Tierra mucho más fría de lo que de otro modo estaría. Ahora, sin embargo, se unirán para amplificar el calentamiento que está siendo causado por actividades humanas tales como el trasporte o la industria, a traves de inmensas emisiones de gases con efecto invernadero, tales como el dioxido de carbono (CO2).

El sistema de control del planeta.

Esto significa que las consecuencias dañinas de que los seres humanos deterioren el sistema ancestral de regulación del planeta vivo no serán lineales, en otras palabras, se acelerarán descontroladamente.

Lovelock denomina este fenómeno 'la venganza de Gaia' y la examina en detalle en su nuevo libro titulado así, que se publicará el mes que viene(1).

Lo singular del punto de vista de Lovelock es que es holístico más que reduccionista. Aunque es un partidario comprometido de la investigación actual sobre cambio climático, especialmente en el Hadley Centre de Gran Bretaña, él no mira los aspectos inviduales de cómo se comporta el clima como inevitablemente hacen otros científicos. Más bien, Lovelock observa cómo se comporta todo el sistema de control de la Tierra cuando está bajo stress.

El Profesor Lovelock quien concibió la idea de Gaia en los setenta (1970) mientras estudiaba la posibilidad de vida en Marte para la Nasa en Estados Unidos, ha venido advirtiendo sobre los peligros del cambio climático desde que empezaron las primeras preocupaciones sobre el tema casi veinte años atrás.

Lovelock fue uno de los científicos del selecto grupo que dio un resumen inicial sobre calentamiento global al gabinete de Margaret Thatcher en Downing Street en Abril de 1989.

Preparémonos para lo peor.

Las preocupaciones de Lovelock se han venido incrementando sostenidamente desde entonces a medida que la evidencia del calentamiento climático fue aumentando. Por ejemplo, compartió la alarma de varios científicos acerca de las noticias del pasado setiembre de que el hielo que actualmente cubre el Oceano Artico está empezando a derretirse tan rápido que en 2005 llegó a su punto bajo histórico.

Hace dos años despertó una gran controversia con un artículo en The Independant pidiéndoles a los medioambientalistas que abandonaran su histórica oposición al poder nuclear que no produce los gases con efecto invernadero de las centrales convencionales.

El calentamiento global avanzaba tan de prisa que solo una expansión importante del poder nuclear podía tenerlo bajo control, dijo. La mayoría de los Verdes rechazaron su petición en redondo, y aún hoy lo siguen haciendo.

Ahora su preocupación ha alcanzado un pico - y tiene un nuevo énfasis. En vez de pedir formas nuevas de neutralizar el cambio climático, Lovelock está pidiendo a los gobiernos en Gran Bretaña y en todo el mundo que empiecen a prepararse a gran escala para sobrevivir lo que ahora ve como inevitable, en sus propias palabras 'un infierno de clima', que en Europa será probablemente 8ºC más caliente de lo que es hoy.

En el último capítulo de su libro, Lovelock escribe: "¿Qué debería estar haciendo ahora cualquier gobierno europeo sensato? Creo que tenemos pocas opciones más que prepararnos para lo peor, y asumir que hemos superado el umbral".

Y en The Independent de hoy, escribe: "Haremos lo que podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos ni a las economías emergentes de China e India cortando a tiempo, y ellos son la fuente principal de emisiones de CO2. Ocurrirá lo peor..."

Lovelock continúa: "Tenemos que tener en cuenta el ritmo sobrecogedor del cambio y comprender que nos queda poco tiempo para actuar, y luego, cada nación y comunidad deben descubrir el mejor uso para los recursos con que cuentan para sostener a la civilización tanto tiempo como puedan". Lovelock cree que los gobiernos del mundo deberían planificarse para garantizar los suministros de alimentos y energía durante el calentamiento global así como defensas contra el aumento esperado de los niveles del mar. La visión de este científico en cuanto a lo que la sociedad humana podría quedar reducida debido al cambio climático es "una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales".

Una guía para la supervivencia.

El Profesor Lovelock llama la atención sobre un aspecto en concreto de la amenaza del calentamiento global y es que el incremento esperado de temperatura se está reteniendo artificialmente por un aerosol global, una capa de polvo en la atmósfera justo alrededor del hemisferio norte del planeta, que es consecuencia de la industria mundial.

Esto nos hace de escudo protector de parte de la radiación solar en un fenómeno conocido como 'oscurecimiento global' y se cree que está reteniendo la temperatura global en varios grados. Sin embargo, si se produce una bajada industrial drástica, el aerosol podría caerse de la atmósfera en poco tiempo y permitir que la temperatura global se disparara rápidamente hacia arriba.

Una de las ideas más llamativas de su libro es la de 'una guía para los supervivientes del calentamiento global' dirigida a los humanos que estarían luchando por su existencia aún después del colapso social total.

Escrito, no de forma electrónica, sino en "papel resistente con tinta que dure mucho tiempo", contendría lo básico del conocimiento científico humano acumulado, mucho del cual ahora damos por hecho pero que costó mucho aprender, como nuestro lugar en el sistema solar, o el hecho de que bacterias y viruses causan enfermedades infecciosas.

El calentamiento global, producido principalmente por la emisión a gran escala de gases industriales tales como el dióxido de carbono (CO2) es casi con seguridad la mayor amenaza a la que la raza humana se ha enfrentado nunca porque pone un signo de interrogación a la cuestión de que la propia habitabilidad de la Tierra.

En las décadas venideras, las temperaturas disparadas harán que la agricultura sea inviable en vastas extensiones del mundo donde la gente ya ahora es pobre y tiene hambre; el suministro de agua de millones o incluso billones, podría fallar. El ascenso de los niveles del mar destruirá areas considerables de costa en países situados bajos, como Bangladesh, justo en el momento en que su población se multiplica como champiñones.

Incontables refugiados medioambientales sobrepasarán la capacidad de cualquier agencia, o de hecho, de cualquier país, de hacerse cargo, al tiempo que la infrastructura urbana moderna se enfrentará a la devastación producida por sucesos meteorológicos extremos y muy poderosos, como el Huracan Katrina que golpeó Nueva Orleans el verano pasado.

La comunidad internacional acepta la realidad del calentamiento global, apoyada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. En su último informe, en 2001, el PICC dijo que las temperaturas medias globales probablemente subirían hasta 5.8ºC para el 2100. En latitudes altas, como Gran Bretaña, el aumento posiblemente será mucho mayor, quizas de 8ºC. El calentamiento parece estarse produciendo con mayor rapidez que lo anticipado y es posible que en el próximo informe de la PICC, en 2007, el plazo de tiempo se acorte. Aún así, todavía existe la presunción de que el cambio climático es controlable si se curvan las emisiones de CO2. Lovelock advierte: piénsenlo de nuevo.

Su libro 'La venganza de Gaia' ("The Revenge of Gaia: Why the EarTh is Fighting Back - and How We Can Still Save Humanity") fue publicado en inglés y está disponible en Amazon, haciendo click aquí.


La solución:

ECOLOGISTAS POR LA ENERGÍA NUCLEAR
 
James Lovelock y Patrick Moore, el cofundador de Greenpeace defienden la energía nuclear como solución urgente al calentamiento global.

(10 Febrero, 2007 Agencias - CA) El ecologista y creador de la Teoría de Gaia James Lovelook reclama un inmediato retorno a la energía nuclear, porque "no hay tiempo que perder ante el irreversible cambio climático". La única forma como el planeta podría salvarse.

Lovelock, de 88 años, se lamenta de la tenaz resistencia a este tipo de solución por parte del movimiento ecologista mundial. Ha declarado su decepción por la postura intransingente de los ecologistas, que según él están condenando al fracaso cualquier solución realista para resolver el cambio climático.

Artículo de James Lovelock: "La energía nuclear es la única solución verde". (En inglés). Publicado en The Independent el 24 de Mayo 2004.

No está solo, otros ecologistas han estado cambiando de posición recientemente y se espera que otros lo hagan en el futuro. Uno de ellos es el ex-presidente de Greepeace Patrick Moore.

Moore afirma que: "La energía nuclear es una bendición para salvarnos del cambio catastrófico del clima". Moore hace un repaso de los problemas de la energía nuclear -la seguridad, el terrorismo, las armas nucleares o los residuos de alta actividad- y los deja reducidos a inconvenientes asumibles ante el cambio climático. Los denomina simplemente "mitos de la energía nuclear".

Con esta defensa Moore, uno de los ecologistas pioneros que fundó Greenpeace en el año 1971 y que fue su presidente por 8 años, ha desatado la ira de sus antiguos compañeros. En una columna publicada en el ’The Washington Post’ y reproducida en varias cadenas periodísticas de todo el mundo defiende la producción de electricidad mediante la fisión atómica.

Moore hace un encendido elogio de la energía nuclear, y lo que un día pensó que podría llevarnos al "holocausto", hoy lo considera una bendición para salvarnos "del cambio catastrófico del clima". Lo negro lo ha convertido en blanco y reclama al movimiento ecologista mundial "poner al día sus opiniones".

Casi 35 años después de que Moore se embarcara en un pequeño velero junto a otros históricos de Greenpeace para acudir a las islas Aleutianas a impedir las pruebas nucleares de EEUU, este ecologista que abandonó la organización en 1984, ha dado un giro de 180 grados respecto a la línea ortodoxa del ecologismo mundial frente a la energía nuclear.

Con respecto a las armas nucleares, Moore argumenta que el mayor genocidio de las últimas dos décadas ha tenido lugar en Africa con un millón de muertes y se realizó con machetes y no bombas atómicas.

En cuánto a la proliferación nuclear, propone el "uso de la fuerza" para evitar que terroristas o países -cita expresamente los "planes malvados" de Irán- utilicen las armas nucleares con fines destructivos. Eso sí, reconoce que este aspecto negativo es el más problemático. Más incluso que los residuos del combustible nuclear quemado, para los que propone la reutilización continua en un permanente reciclado del uranio y el plutonio.

En su artículo afirma:
"Las más de 600 plantas de energía a carbón de Estados Unidos emiten cerca de 2 mil millones de toneladas de CO2 al año -- el 36 por ciento de las emisiones de EEUU o casi el 10 por ciento de las emisiones globales -- equivalentes a los gases de los tubos de escape de unos 300 millones de automóviles. Además el Consejo del Aire Límpio (de EEUU) ha informado que las plantas a carbón son responsables del 64 por ciento de las emisiones de dióxido de asufre, 26 por ciento de los óxidos nitrósos y 33 por ciento de las emisiones de mercurio. Estos elementos polucionantes están erosionando la salud de nuestro ambiente, produciendo lluvia ácida, smog, enfermedades respiratorias y contaminación de mercurio".

"Al mismo tiempo, las 103 plantas nucleares que operan en Estados Unidos evitan eficientemente la liberación de 700 millones de toneladas de CO2 al año -- equivalentes a los gases de los tubos de escape de unos 100 millones de automóviles. Imagínense si la relación entre plantas a carbón y nucleares se invirtiera y sólo el 20 por ciento de nuestra electricidad se generara con carbón y el 60 por ciento de plantas nucleares. Esto sería un gran avance hacia limpiar el aire y reducir las emisiones de gases de invernadero. Cualquier ambientalista responsable debiera apoyar una iniciativa en esa dirección".

NUEVAS DECLARACIONES DE MOORE

(1 Sept. 2007) Recientemente, uniéndose al científico ecologista James Lovelock, autor de "la Teoría de Gaia" y del libro recientemente publicado en español, "La Venganza de la Tierra (Gaia)" afirmó que: "Las decisiones respecto a la energía deben fundamentarse más en la ciencia y menos en la política y las emociones". Moore llama a la energía nuclear “la única fuente de energía que no emite gases de invernadero, capaz de reemplazar efectivamente a los combustibles fósiles y satisfacer la demanda global”.

De hecho la industria de la energía atómica ha causado mucho menos daño que la del carbón o del petróleo, donde todos los años los accidentes cobran la vida de cientos de mineros en todo el mundo. Moore afirma que actualmente “Hay una gran cantidad de demostraciones científicas que demuestran que la energía nuclear es una opción segura ambientalmente”. Moore cree que sus antiguos colegas de Greenpeace no son realistas cuando llaman a terminar con la producción de energía nuclear y del carbón en el mundo.

“Simplemante no existen formas alternativas de energía disponibles para reemplazarlas ambas a la vez. teniendo que elegir entre la opción nuclear por un lado y el carbón, petróleo y el gas natural por el otro, la energía nuclear es lejos la mejor opción, ya que no emite ni CO2 ni otros gases contaminantes”.

Patrick Moore sobre los PVC y su abandono de Greenpeace.


Lluvia Ácida:

LAS CIUDADES MÁS CONTAMINADAS DEL MUNDO ESTÁN EN CHINA
 
La contaminación amenaza la salud y la estabilidad social. El smog producido por sus fábricas cruza el Pacífico y alcanza hasta las costas de Estados Unidos.

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En Nairobi:

COMIENZA CONVENCIÓN MUNDIAL CONTRA
EL CALENTAMIENTO GLOBAL
El cambio climático amenaza a miles de millones de pobres.

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Pesca excesiva:

SE TERMINAN LOS MARISCOS
La vida en el mar al borde de la extinción por sobreexplotación y contaminación.

Amante de las  
ostras. (3 Nov. 2006 Scientific American – CA) Si no se detiene a la brevedad la excesiva pesca de mariscos en los océanos de la Tierra, los guisos de mariscos recogidos del mar existirán sólo en las anécdotas históricas.

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El editor y responsable de estas páginas
es el escritor científico Jorge Ianiszewski R.

Derechos Reservados, 2007
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