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(Junio 2024 - Actualización- CA) Con ceremonias de purificación, los mapuches, uno de los principales pueblos originarios de Chile y Argentina, celebran el We Tripantu, el Año Nuevo indígena, especialmente el 23 y 24 de junio. Este es uno de sus tres grandes ritos, junto al nguillatún y el machitún.
Imagen arriba: Mujeres mapuche con atuendos típicos y kultrún. Crédito: Jorge Ianiszewski.
Su celebración comienza la noche del 23 de junio, con una reunión familiar, donde se cuentan historias tradicionales de la familia, como preparación de la salida del Sol del 24.
"En el período de epewun, que es antes de la amanecida, hombres, mujeres y niños e invitados concurren al río, vertiente o estero más cercano a bañarse y esperar la nueva salida del sol con el cuerpo y el espíritu renovado y limpio y sintiendo la fuerza del Dios Gnechen."
"Cuando el sol y la luz cubren el espacio visible se dice Akui We Tripantu (llegó el nuevo año) o también Wiñoi Tripantu (regresa la salida del sol). De esta manera en el amanecer del día 24 de junio se inicia otro ciclo de vida en el mundo mapuche y en la madre tierra. Durante el día continúan distintas actividades, según la región. Por lo general es un día de reencuentro, de harmonización y equilibrio de las relaciones familiares".
Lectura complementaria: We Tripantu: El año nuevo mapuche que realza a la madre naturaleza.
El We Tripantu
Extractado de un documento elaborado por Armando Marileo Lefio "ngenpin" (sabio y guardian de la tradición) mapuche. Director de la Escuela Mapuche de Filosofía y Sabiduría Ancestral.
23 Junio, 2007.
Wüñoi-Tripantu y We-Tripantu: Estos dos conceptos se refieren al mismo acontecimiento, no obstante cada cual representa un momento específico. El Wüñoi Tripantu, (traducirlo como el “regreso de la salida del sol”), se produce justo a la medianoche, cuando éste comienza a retroceder a partir de la mitad de la noche más larga de año; también se dice “ Trawüuchi epu pun meu”, es decir, donde se unen las dos noches “la noche del ciclo que finaliza y la noche del nuevo ciclo que comienza”. De tal manera que Wüñoi Tripantu es el que marca o determina el inicio del regreso del nuevo ciclo a partir de la medianoche hacia el amanecer.
En cambio, el El We Tripantu o la nueva salida del sol, representa el momento exacto en que el sol o Antü aparece por el puelmapu (oriente), dando paso al nuevo ciclo de vida en la naturaleza o el Año Nuevo. (We=Nuevo o nueva, tripan=salida, antü=sol; La Nueva salida del Sol). Además éste espacio de tiempo, antes de la salida del sol, el universo, la naturaleza, las vertientes, los animales etc., entran en su máximo apogeo y plenitud, por ende en equilibrio y armonía.-
Es decir, cuando el sol hace su regreso paulatino desde el Wüñoi Tripantu (el lapso correspondiente entre la medianoche hacia el amanecer), trae consigo muchas energías, y con el despertar de toda la naturaleza, vertientes, ríos, volcanes, cerros, montañas, animales, árboles, pájaros, personas, piedras, insectos, estrellas, se acumulan enorme cantidades de energías emanadas desde la tierra, el cosmos y naturaleza los cuales permiten dar paso a una nueva vida en la tierra. Es decir, en el momento de mayor apogeo o acumulación de fuerzas cósmicas y en el momento de asomarse el sol se produce el El We Tripantu o Año Nuevo mapuche.
¿Qué es entonces el El We Tripantu? Es el nuevo despertar de la tierra y naturaleza, el despertar de la estrellas y del universo, el despertar de los espíritus protectores y dadores de vida, es el despertar de los hijos de la tierra. Este fenómeno del nuevo despertar se produce en el momento después del profundo descanso que ha experimentado la tierra y la naturaleza, conocido como Rimü o Rimüngen (zambullida o tiempo de descanso), y esto ocurre cuando todos los componentes de la naturaleza y el cosmos en éste lado del hemisferio (sur), devuelven y retro-alimentan a la tierra con sus energías, es el caso concreto de las plantas o árboles logran devolver o a bajar su savia hacia el interior del tronco, luego a la raíz, finalmente para devolverlas por completo a la tierra.
Un saludo de Don Armando Marileo Lefio, Ngenpin mapuche (Junio 2011)
Cada madrugada entre el 18 al 24 de junio, (correspondiente al calendario gregoriano) los pueblos originarios del sur, junto con la naturaleza y el universo acostumbramos a celebrar el inicio del nuevo ciclo o año nuevo; por cuanto en ésta época, la tierra, naturaleza y todos quienes cohabitamos en éste lado del planeta, "el hemisferio sur", vivimos, experimentamos y somos testigos de unos de los episodios más relevantes que acontece en el cosmos y en la madre tierra; "Es la fusión de la materia (tierra) y la energía (cosmos)", los cuales traen consigo la procreación de la vida y el tiempo. Es decir, permiten que se inicien nuevas vidas en la naturaleza: nacimientos, pariciones, brotes, sueños, esperanzas y emergencias de fuerzas o energías desde el corazón de la tierra, dando paso a las distintas etapas del año, cambios climáticos, maduración, descanso entre otros.
Por cierto este episodio de la procreación de la vida y el tiempo (nacimientos, pariciones, brotes, cambios climáticos, alteraciones), acontece de igual forma en el hemisferio norte, pero en época distinta. Por tanto en el planeta tierra ocurren dos fenómenos diferidos en tiempo y espacio y estos son los dos años nuevos; uno correspondiente al hemisferio norte, (transcurre en diciembre) y otro del hemisferio Sur, (en el mes de junio).
Es comprensible entonces que ocurra tal acontecimiento, por cuanto es el cosmos quien mantiene bajo dominio y control absoluto el "orden natural de la vida en el planeta tierra", permitiendo los cambios de ciclos en cada extremo, condicionando así la existencia de la oposición entre los extremos, mientras en uno (hemisferio) se da el inicio o renovación de la naturaleza (año nuevo), en el otro se está llegando a mitad del ciclo, expresado en la maduración y/o apogeo de la naturaleza o vice/versa.
Muchos pueblos originarios de América del Sur, hoy aún celebramos y conmemoramos con nuestras propias formas y nombres La Renovación de la Naturaleza, tal cual fue concebidos en tiempos inmemoriales por nuestros pueblos. Con ello continuamos acompañando a la madre tierra a festejar el despertar y regreso a la vida de sus hijos, las plantas, animales, ríos, lluvias, el viento, las personas, entre otros; pues ella se regocija y nos convida a ser parte en la alegría del comienzo de los nuevos ciclos de vida.
La fiesta que celebramos y que llevamos adelante años tras años en el mundo indígena, no es una casualidad, tampoco una ligera interpretación o solo creencias de los abuelos, sino la descodificación, comprensión y entendimiento que desarrollaron en muchos miles de años respecto de la normativa de la naturaleza llegando a las definiciones ya mencionadas.
Por tanto la celebración y fecha que marca el regreso de la vida en éste hemisferio (año nuevo), no es propiedad de una u otra cultura, sino de todos aquellos seres humanos, animales, árboles, ríos, aves etc., que nacimos y cohabitamos en esta parte del planeta (H. Sur).
Hermanos de los Pueblos Originarios, amigas (os), habitantes del "Hemisferio Sur":
Los hechos confirman que desde un tiempo hasta aquí, los pueblos originarios de América del Sur, de distintas formas y maneras hemos compartido, explicado y re-posicionado al interior de nuestros pueblos y en la sociedad y cultura occidental, el significado y sentido real que tiene nuestra celebración del we tripantu, inti raimi, machaq mara, entre otros. No obstante, creemos que ya es tiempo de dar otro paso, pero aún más agigantado, con el propósito de anunciar al mundo y a los habitantes del norte, que el Hemisferio Sur tiene su propio Año Nuevo, más real y acorde con los ciclos naturales y pertenecientes a éste lado del planeta.
La re-apropiación de las normas naturales y la puesta en práctica de ella en la vida de cada habitantes de éste hemisferio, propiciando en primer lugar la aceptación de la existencia de un año nuevo propio, podría ser la manera en permitirnos proyectar en el tiempo los conocimientos ancestrales, el reencuentro con la naturaleza y por otro lado permitirnos concretar una identidad propia de los habitantes del Sur, por supuesto traspasando las divisiones políticos-administrativos de los países.
Razón de ello invitamos a todos sin distinción a ser partícipe, y a hacer suyo e iniciar la Campaña de Sensibilización y Visibilización del Año Nuevo del Hemisferio Sur, con ello invitarles además a renovar el compromiso en el respeto, cuidado, protección de la naturaleza; mantención del equilibrio y armonía con todas las formas de vida que sustenta la madre tierra y el Universo. Además es oportunidad para conectarnos nuevamente con los espíritus de las abuelas y abuelos y pueblos originarios de América y el mundo.
Küme ayiukonpape tüfachi we-tripantu.
(Que comience con alegría este año nuevo)
Extractado de un artículo de Jorge Vásquez Iturra.
Estamos en El We Tripantu, año nuevo, y además de contar historias antiguas, leyendas, mitos y creencias; curar, quitar las enfermedades y celebrar el año que se va, también se transmiten los conocimientos ancestrales de generación en generación.
Los conocimientos antiguos enseñan que al acercarse el Sol, se recibe más calor, hay que abrigarse menos. El Sol da vida a la tierra, da más brotes de plantas, durante este tiempo cantan los pájaros trinos maravillosos.
Se deja lo viejo atrás y comienza lo nuevo. A media noche toda la familia va a bañarse a las vertientes, para botar lo viejo que se lleva en el cuerpo, y recibir el año nuevo purificados por el agua de la tierra. Previamente hacen una oración de agradecimiento por lo que dejan atrás, y se enfrentan limpiamente para un año nuevo.
Se dan las gracias por las cosas que pasaron, buenas o malas, ya que unas se disfrutan, y de las otras se aprende. Se hacen además las pases, para renovarse y empezar todo de nuevo.
A los niños se los engaña diciéndoles que ese día el agua está más calentita que cualquier otro día. E inmediatamente después, se celebra todo la noche y el otro día completo.
Ese día además, ocurre una actividad muy importante, se entregan oficialmente las funciones a la comunidad por los lonkos a los nuevos integrantes de la vida burocrática, los jóvenes que ya están en edad de adquirir responsabilidades. Junto con el Wetripantu (año nuevo), nacen también los personajes nuevos para la comunidad.
Ese día además, ocurre un acto muy simbólico dentro de las familias. Ese día el abuelo, sella el pacto de linaje familiar, entregándole su nombre a su nieto en edad previa a la adultez. Esta ceremonia se llama (lakutun) y es muy importante porque no solo se continúa el linaje sino que además, se preservan las tradiciones y riquezas propias de cada familia.
También se hacen solamente durante esta noche, los katawün, u orificios en la oreja para colocarse aros. Extraña costumbre adoptaba apenas un siglo antes de la llegada de los españoles, influenciados quizás por los Inkas.
El El We Tripantu siempre se recibe con mucha alegría. A partir de ahora las flores brotan, los ríos corren vigorosos y los animales comienzan a aparearse y generar más vida.
Para comprender este pensamiento tal vez deberíamos fijarnos más en nuestro medio, en lo que nos rodea, en nuestros bosques y montañas, ríos y lagunas, valles y desiertos, en nuestra tierra.
Citas extractadas del sitio Religiosidad Mapuche (ya no existe).
MAS AL SUR
Al sur del rio Toltén, en Chile, viven los huilliches, otro pueblo aborigen con gran afinidad con los mapuches, ellos también celebran el año nuevo durante el Solsticio de Invierno, que en el hemisferio sur, ocurre en el mes de junio.
(1 Junio, 2024) En el imperio Inca, para el Solsticio de Invierno se celebraba la fiesta del Inti Raymi o Fiesta del Sol. "Fue la fiesta más importante en tiempo de los Incas. Se celebraba con ocasión del solsticio de invierno -el año nuevo solar- para un pueblo cuyo principal objeto de culto era el dios Inti (el Sol), en la plaza de Huacaypata en la ciudad de Cusco. La importancia religiosa, festiva ceremonial, social y política era tal, que la fiesta se extendió en todo el Tahuantisuyo (el imperio prehispánico de los incas)".
Imagen: La fiesta del Inti-Raymi se celebra en El Cusco cada 24 de junio, durante el solsticio de invierno. Crédito: Cuscoperu.com.
Después de la conquista española, la ceremonia fue suprimida por la Iglesia Católica. Hasta mediados del siglo XX cuando un grupo de intelectuales y artistas cusqueños encabezados por Humberto Vidal, decidieron recuperar el Inti Raymi de la Historia y presentarlo como un espectáculo de tipo teatral, destinado a toda la población de Cusco (Qosqo). Desde entonces, con muy pocas excepciones, ha sido representado cada año, enriqueciéndose y evolucionando por la investigación histórica
LA CEREMONIA DEL INTI RAYMI
En la noche de la víspera del 24 de Junio, (fecha cercana al Solsticio de Invierno) se apagaban los fuegos en toda la extensión del enorme imperio inca, el Tahuantisuyo, y en el Cusco en la gran plaza Huacaypata (hoy Plaza de Armas) se concentraban todos los más brillantes personajes del imperio.
Entre las sombras, la multitud esperaba la aparición del dios Inti (el Sol) con gran respeto. Generales, príncipes, y toda la nobleza esperaban en profundo silencio; muchos de ellos disfrazados de fieras y otros animales de la mitología andina.
Al aparecer el Sol, expresaban su reconocimiento de tenerle y adorarle por sumo, solo y universal dios, que con su luz y su virtud creaba y sustentaba todas las cosas de la tierra, agradeciéndole por las cosechas recibidas en el año.
El Inca, con la ayuda de los Sacerdotes "inducían" al dios Inti (Sol) justamente cuando llegaba al punto máximo de su lejanía del Cusco, a regresar con el favor de sus rayos, para fecundar la tierra y para procurar el bienestar de los hijos del gran imperio del Tahuantisuyo. El fuego sagrado era renovado con un brazalete cóncavo de oro que se ponía contra la luz solar, cuyos reflejos se proyectaban sobre un trozo de algodón muy escarmenado, el que se encendía en breve espacio. La lumbre sagrada era llevada al Coricancha, donde sería conservada por las Acllas.
Durante la ceremonia también se realizaba el sacrificio de una llama para vaticinar el año venidero, luego una gran marcha militar, y al final todos se retiraban y estallaban en algarabía desenfrenada que duraba varios días.
Fuente: Guión Oficial de la Evocación del Inti Raymi, Municipalidad de Qosqo.
(1 Junio, 2024) Los aymaras, que habitan Bolivia y partes de Chile y Perú, celebran también el inicio de su calendario los 24 de junio de cada año, con ritos ancestrales. El principal lugar de celebración es Tiwanaku, a 70 kilómetros al norte de La Paz.
Amautas aymaras, reciben el Sol en Tiwanaku. ANSA.
El año nuevo (machaq mara, en idioma aymara) coincide con el solsticio de invierno, que los "amautas" (chamanes andinos) reciben esa madrugada en Tiwanaku, el lugar en el que se alzan los restos arqueológicos más importantes de su imperio.
Los antiguos tiwanacotas erigieron allí hace unos mil años, sus impresionantes monumentos orientados hacia los puntos de salida del sol y de la luna, en base a complicados cálculos astronómicos, para regir sus ceremonias según los movimientos astrales. Los escultores de esa cultura crearon la Puerta del Sol en honor al dios Inti.
En el solsticio de invierno, sus primeros rayos aparecen justo por el centro de la puerta en cuyo friso, según los estudiosos de la cultura aymara, se encuentra un calendario que marca los dos solsticios y los dos equinoccios astronómicos.
Aunque el pueblo aymara, conformado por 1.600.000 personas, representa sólo 20% de la población de Bolivia, la llegada de su año nuevo también es festejado por los quéchuas (2,5 millones de habitantes) y los otros pueblos originarios que habitan en ese país.
En Tiwanaku, el año pasado, unas 30.000 personas presenciaron las distintas fases de la ceremonia que precede a la salida del sol y marca el inicio del año nuevo en los templos Kalasasaya (del sol), Akapana (de conexión con el universo), Kolla Kaman Uta (conexión con la madre tierra) y Pumapunku (de los hombres-puma).
Los antiguos indígenas agricultores del altiplano andino, se regían por la observación de diversos fenómenos astronómicos para guiarse en los momentos que debían iniciar las diversas faenas agrícolas y ganaderas, como siembras, cosechas o esquilas. Aunque ubicados en la región tropical de Sudamérica, donde las estaciones son menos notorias que para los habitantes de Europa, también existe aquí épocas bien diversificadas, que no coinciden completamente con las estaciones del resto del continente.
Es así como el momento en que el Sol llega a su punto más bajo en el horizonte del norte, el Solsticio de Junio, cuando los rayos del Sol bañan con su máxima inclinación las regiones del hemisferio sur de la Tierra, corresponde aquí a la culminación del Invierno, que en esta región es una época seca y de bajas temperaturas.
Este es el momento elegido para la celebración del Año Nuevo Andino, que "marca el fin de una temporada de cosecha y el inicio de una nueva época de siembra".
En el sitio Bolivia.com el etnólogo Angel Yujra explicó que: "En los meses de mayo y junio termina la fase de cosecha o choquellamallu. El 3 de mayo se hace un agradecimiento al Pusi Wara o Cruz del Sur, que rige el calendario andino".
"En junio descansa la tierra. Y el 21 de junio es cuando más se aleja el sol. Los amautas han encontrado el punto clave para que retorne el reordenamiento de la tierra. Originalmente es el marat'aqa, o el agradecimiento al sol y la Pachamama por las cosechas. A partir de ese momento se inicia la nueva siembra. Es el sol que debe dar energía para una buena cosecha".
"Se realiza una ceremonia para agradecer a la Madre Tierra de todo lo que hemos recibido este año. La tierra nos provee como una madre y tenemos que pagar", comentó para Bolivia.com el amauta Lucas Choque.
Más sobre los rituales del Año Nuevo Andino.
Los amautas son los chamanes aymaras, encargados de mantener las tradiciones de este pueblo y realizar sanaciones físicas y espirituales.
TIWANAKU
Esta fue una antigua ciudad sagrada indígena sudamericana, tal vez la más importante del cono sur de América. Aunque se conoce poco de su historia, se supone que fue asiento de un imperio que se extendió por el altiplano y el desierto de Atacama.
Los 21 de Junio se realizan aquí coloridas ceremonias indígenas que recuerdan un pasado lleno de esplendor. "Ese día los rayos del Sol al amanecer penetran por la puerta del templo Kalasasaya e iluminan al magnífico Monolito de Ponce".
("El Kalasasaya. Es un templo construido con grandes piedras de cinco metros de altura. Este centro ceremonial mide 126 metros de largo por 117 de ancho. En su interior existe un gran patio rectangular hundido (templo subterráneo) al que se desciende por una escalinata labrada en una sola roca de seis peldaños.")
Sin embargo no está claro si estas celebraciones se realizaban de la misma forma en la antigüedad. El sociólogo y antropólogo Esteban Ticona Alejo, profesor de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia afirma que: "Desde 1990 han surgido otras tradiciones nuevas, como la celebración del Mara T'aqa -o Año Nuevo Aymara- cada 21 de junio en las ruinas de Wanqani del ayllu Qhunqhu. Esta tradición fue introducida primero en Tiwanaku y, de ahí, se ha expandido a otros lugares, más allá del altiplano incluso en ciudades como La Paz, El Alto, Oruro o Cochabamba".
La celebración del Año Nuevo Indígena que se realiza también en Bolivia y Perú, ocurre casi en la mitad del año del calendario occidental y que hoy es aceptado en todo el orbe como el calendario civil. Su duración y divisiones en 12 meses de 30 y 31 días, así como la existencia de un mes extra de 28 o 29 días, fue establecida por el Emperador Julio César el año 45 aC para el Imperio Romano. Este calendario fue corregido levemente por el Papa Gregorio XIII el año 1582 y actualmente se le llama injustamente "Calendario o Año Gregoriano".
He leído que el inicio del calendario el 1 de Enero, fue establecido también por los romanos en el año 153 aC, al cambiar su comienzo de año de Marzo a Enero, dándole un sentido astronómico al hacerlo comenzar cerca del Solsticio de Invierno en el hemisferio norte. Como consecuencia los nombres de los meses perdieron su sentido: Diciembre, que en la antigua Roma era el décimo mes, pasó a ocupar el lugar número doce.
Otros relatos afirman que hacia el año 523, cuando ya el cristianismo era la religión oficial del Imperio Romano, el Canciller Bonifacio, del Papa Juan I, solicitó a un monje astrónomo llamado Dionisio el Exiguo, que calculara la fecha del nacimiento de Cristo, con el objeto de comenzar una nueva forma de contar los años a partir de ese momento trascendental, cumpliendo con las resoluciones del Concilio de Nicea. Los obispos cristianos estaban cansados de seguir contando los años según el año de la asunción al trono del emperador Diocleciano (un perseguidor de la iglesia) o desde la fundación de Roma. Tras complicados, y errados, cálculos, Dionisio determinó que Jesús nació el 25 de Diciembre del año 753 AUC (Ab Urbe Condita, i.e. de la Fundación De Roma), por lo que se decidió el año uno de nuestra era coincidiera con el año 754 AUC.
El asunto es que de una u otra forma actualmente el año se inicia el 1 de enero para todo el mundo, se viva en el hemisferio norte (donde habita el 90% de la población del mundo) o en el hemisferio sur.
Nuestra civilización es heredera del Imperio Romano y ha transplantado las celebraciones europeas del hemisferio norte a Sudamérica, en el hemisferio sur. Astronómicamente hablando, empezar el año en un solsticio o en un equinoccio, es muy lógico y conveniente ya que son los cuatro puntos importantes de la órbita terrestre que quedan manifiestos en la duración del día y la noche. Las culturas pueden escoger cualquiera de ellos para empezar su año.
Efectos de los Solsticios y Equinoccios en la Tierra:
¿Qué pasa durante el Solsticio?.
EN EUROPA
Las culturas europeas también celebraron y aun celebran la llegada de un nuevo año durante el Solsticio de Invierno, que en el hemisferio norte ocurre entre el 18 y 25 de diciembre. En esta fiesta, que no es sino la manifestación de la esperanza, y la certeza, tras la observación de los fenómenos naturales como las estaciones, que al final de las interminables noches del solsticio invernal, comienzan a sucederse días cada vez más largos, donde la naturaleza, que parecía haber muerto, durante el crudo invierno, renace.
EL AÑO NUEVO OCCIDENTAL
¿Comienza verdaderamente el invierno del hemisferio sur el 21 de Junio?
(1 Agosto, 2004 - CA) Para el pueblo atacameño, que habita los valles y oasis de la región de la "Puna de Atacama" en Chile, ubicada en la precordillera de Los Andes y en la zona del Desierto de Atacama cruzada por el Trópico de Capricornio, el año comienza el 1 de Agosto. Esta fecha marca el inicio de un nuevo ciclo primaveral de la naturaleza, la agricultura y la ganadería.
"Se inicia la época en la que nacen los animales del ganado y comienza a brotar la naturaleza, es el nacimiento de una nueva época." Nos confirmó el investigador y cultor atacameño Emilio Mendoza en San Pedro de Atacama, durante la ceremonia de pago con la que su familia celebró el acontecimiento.
Otros pueblos originarios de América del Sur, como los mapuches, del sur de Chile y Argentina, o los quechuas en Perú, inician su año para el fin del Solsticio de Invierno, en el mes de Junio, tal como lo hacían los antiguos habitantes de Europa durante su respectivo Solsticio de Invierno, que en el hemisferio norte ocurre en el mes de Diciembre.
Celebrar el comienzo de la Primavera el 21 de Septiembre, día del Equinoccio de Primavera en el hemisferio sur, es una formalidad convencional, que no se ajusta con la realidad, ya que para ese día la primavera está en pleno apogeo.
SEPA CUANDO COMIENZAN LAS ESTACIONES VERDADERAS
Por: Nicanor Merchán Luco
Por estas épocas de finales del mes de diciembre, los incas en el Cuzco imperial y en todo el imperio del Tahuantinsuyo, luego de las fiestas del Inti Raimy, celebraban la fiesta del Cápac Raimy en el momento que la Vía Láctea se hallaba en contacto visible en el horizonte y entonces la tierra se conectaba con el gran río y se encontraba el sitio del pueblo andino que pertenecía al otro mundo y que se habría en el momento en que el Sol estaba en su posición más meridional y entonces mostraba el Ukhu Pacha o el mundo de abajo el de la tierra, en esta fiesta del Cápac Raimy se abría las rutas entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, entre el mundo de arriba y el mundo de abajo, entre el mundo celeste y el mundo de la tierra y el que dicen se lo celebraba con un sonoro retumbar de las quipas o trompetas de concha que se hacían sonar estruendosamente a la víspera del solsticio de diciembre, estas conchas procedían del lecho marino que representaba el mundo de abajo, de las tierras bajas, esta era una interpretación del símbolo marino de la concha que procedía de una posición más baja del Sol en la esfera celeste en el solsticio de diciembre, por esto se explica por qué la Huacai Pata, la plaza donde se celebraban los ritos del solsticio de diciembre, estaba cubierto por medio metro de arena transportada desde las costas del océano Pacífico. La asociación de la concha con el solsticio de diciembre y con la entrada a la tierra de los muertos estaba íntimamente vinculada con los ritos incas del Cápac Raimy.
Sullivan cuenta que la última vez que los incas celebraron el rito de Cápac Raymi fue en diciembre de 1533 cuando conmemoraba la liberación del ejército de Quito dirigido por el Inca Atahualpa. Los españoles fueron invitados para asistir a los saturnales y quedaron impresionados por la grandiosidad y las maravillas del desfile de los restos momificados de los emperadores incas en el que incluía los restos de Huayna Cápac que había muerto en Quito y que se encontraba en un estado de conservación perfecto, esta narración de los testigos oculares confirman la creencia de que Huayna Cápac fue enterrado en el río Ancasmayu el río que marcaba la frontera norte del imperio. La tradición cuenta que para construir la tumba de Huayna Cápac hubo que desviar el río Ancasmayu. Ancas significa cielo azul, el que pudo relacionarse con la posición del Sol en el solsticio de junio y el simbolismo del nombre quechua Anca significa águila, aves que se remontan en lo alto y están preparadas para el vuelo en el mundo de arriba. Garcilazo de la Vega, como un presagio fatal, describe cómo una “águila” cayó a tierra en el Cuzco en la ceremonia del Inti Raimy en el reinado de Huayna Cápac, esta ave solar pudo estar asociada en el enterramiento de Huayna Cápac con el río de cielo azul.
La tierra desde el punto de vista andino, en el solsticio de diciembre y en el espacio celeste la cay Pacha es el espacio-tiempo que se relaciona a la zona de la esfera celeste, situada entre los trópicos, esta idea de una tierra celeste explica la teoría de la edad del mundo, la tierra celeste se identificó con los límites del plano de la eclíptica y los tres mundos fijaban las fronteras de dichos mundos, así cay Pacha se extendía hasta los trópicos y se localizaba el mundo de arriba, Hanan Pacha el mundo de abajo y cay Pacha al sur del trópico meridional la tierra de los muertos.
JALLALLA QAPAK RAYMI
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1 DE AGOSTO: INICIO DE AÑO ATACAMEÑO
¡FELICIDADES Y BUENA SIEMBRA!
EL CÁPAC RAIMY - FIESTA DEL SOLSTICIO DE DICIEMBRE EN EL ANTIGUO PERÚ
Doctor en Filosofía y Letras. Master en Antropología.
Director de El Mercurio de Ecuador.
(Extraido del blog: http://qollasuyu.indymedia.org/es/2005/12/2716.shtml el 29 Junio, 2007)
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