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Una manchita apenas:
 

La nube LAB-1 brilla en verde por luz emitida en el ultravioleta y estirada hasta el verde. Crédito: ESO.(18 Agosto 2011 ESO-CA) Vista desde nuestro tiempo tiene más o menos el tamaño con el que vemos a Saturno, pero el VLT descubrió que es en realidad una inmensa y primitiva nube de hidrógeno que brilla por las galaxias que existían en su interior. Su luz viene viajando desde hace unos 11.500 millones de años. Y ese color no era verde en su origen, fue ultravioleta que la expansión del Universo estiró hasta el color verde.

Observaciones desde el Very Large Telescope de la ESO permitieron aclarar cual es la fuente de poder que hace que una lejana e inmensa nube de gas de hidrógeno llamada LAB-1 (Por: Lyman-Alfa Blop) [1] resplandezca en el Universo primitivo con un brillo tan itenso que su luz ha podido llegar hasta nosotros.

Imagen: La nube LAB-1 brilla en verde por luz emitida en el ultravioleta y estirada hasta el verde. Crédito: ESO.

Las observaciones muestran por primera vez que esta gigantesca “nube de Lyman-Alfa” –uno de los objetos individuales más grandes que se conocen- debe ser alimentada por galaxias en su interior. Los resultados aparecen en la publicación del 18 de agosto de la revista Nature.

Un equipo de astrónomos ha usado el Very Large Telescope de ESO para estudiar a LAB-1, ubicado en una dirección cercana de la estrella Gama de Acuario. Estas enormes y luminosas estructuras se ven normalmente en regiones del Universo primitivo, cuando era más pequeño y la materia estaba aún muy concentrada. El equipo descubrió que la luz proveniente desde esta nube está polarizada [2]. En la vida diaria, por ejemplo, la luz polarizada se usa para crear efectos 3D en el cine [3]. Esta es la primera vez que se descubre la polarización en una nube Lyman-alfa, y esta observación ayuda a develar el misterio de cómo brillan las nubes.

“Hemos mostrado por primera vez que el resplandor de este enigmático objeto corresponde a luz dispersa que proviene de brillantes galaxias inmersas en su interior, en lugar de provenir del gas a través de la propia nube brillante”, explica Mathew Hayes (Universidad de Toulouse, Francia), autor principal del artículo.

Las nubes Lyman-Alfa son uno de los objetos más grandes del Universo: nubes gigantes de gas de hidrógeno que pueden alcanzar diámetros de algunos cientos de miles de años-luz (unas pocas veces más grandes que el tamaño de la Vía Láctea), y que brillan tanto como la más brillantes galaxias. Suelen encontrarse a grandes distancias de modo que las vemos como eran cuando el Universo tenía sólo unos pocos miles de millones de años. Por lo tanto, son importantes en nuestro entendimiento de cómo se formaron y evolucionaron las galaxias cuando el Universo era más joven. Sin embargo, la fuente de poder de su luminosidad extrema, y la naturaleza principal de las nubes, permanecía sin ser resuelta.

Luz UV Desplazada al Verde

El equipo estudió una de las primeras y más brillantes de estas nubes en ser encontrada. Conocida como LAB-1, fue descubierta en el año 2000 y está tan lejos que su luz ha demorado unos 11.500 millones de años en llegar a nosotros (corrimiento al rojo, z=3,1). Con un diámetro de unos 300.000 años-luz también es una de las más grandes conocidas y tiene varias galaxias primitivas en su interior, incluyendo una galaxia activa [4].

El poder observar esta nube en luz visible es el directo resultado de la expansión del Universo. Originalmente la luz Lyman-Alfa fue emitida como luz ultravioleta con una longitud de onda de 121,6 nanómetros, que no podríamos ver con nuestros ojos. Sin embargo la enorme expansión que ha tenido el Universo desde que fué emitida hasta ahora, ha estirado esas ondas luz hasta los 500 nanómetros, permitiendo que ingresen al espectro luminoso visible, donde la podemos se puede ver de color verde.

“Estas observaciones no se podrían haber hecho sin el VLT y su instrumento FORS. Claramente necesitábamos dos cosas: un telescopio con al menos un espejo de ocho metros para captar suficiente luz y una cámara capaz de medir la polarización de luz. No muchos observatorios en el mundo pueden ofrecer esta combinación”, agrega Claudia Scarlata, co-autora del artículo.

Existen varias teorías que compiten por explicar el brillo de las nubes Lyman-Alfa. Una idea postula que brillan cuando gas frío es arrastrado por la poderosa gravedad de la nube y se calienta. Otra postula que son brillantes porque hay objetos brillantes en su interior: galaxias experimentando una vigorosa formación estelar o conteniendo voraces agujeros negros que tragan materia. Las nuevas observaciones muestra que este última la teoría correcta, se trata de galaxias inmersas y no el gas que cae lo que da la energía a LAB-1.

El equipo probó las dos teorías para medir si la luz de las nubes estaba polarizada. Mediante el estudio de cómo la luz es polarizada los astrónomos pueden averiguar los procesos físicos que produjeron la luz o qué le ha pasado entre su origen y su llegada a la Tierra. Si es reflejada o aislada se vuelve polarizada y este sutil efecto puede detectarse mediante un instrumento muy sensible. Sin embargo, medir la polarización de la luz desde una nube Lyman-Alfa es una observación muy desafiante debido a su tremenda distancia.

Al observar su objetivo por aproximadamente 15 horas con el Very Large Telescope, el equipo encontró que la luz de la nube Lyman-Alfa LAB-1 estaba polarizada en un anillo alrededor de la región central y que no había polarización en el centro. Este efecto es casi imposible de producir si la luz simplemente viene del gas que cae en la nube por efecto de la gravedad, pero es justo lo que se esperaba si la luz viene de galaxias metidas en la región central, antes de ser dispersa por el gas.

Los astrónomos ahora planean mirar muchos más de estos objetos para ver si los resultados obtenidos con LAB-1 son ciertos para las otras nubes.

Haga click aquí para ver un video de acercamiento y vea lo lejana y pequeña que es.

Notas
[1] El nombre viene del hecho de que estas nubes emiten una longitud de onda de luz característica conocida como radiación Lyman-Qlfa, que se produce cuando el electrón del átomo de hidrógeno cae desde el primer al segundo nivel de energía.
[2] Cuando las ondas de luz son polarizadas, sus componentes eléctricos y campos magnéticos tienen una orientación específica. En la luz no polarizada, la orientación de los campos es aleatoria y no tiene una dirección preferida.
[3] Los efectos 3D son creados asegurándose de que el ojo izquierdo y el derecho estén viendo imágenes levemente diferentes. El truco usado en algunos cines incluye luz polarizada: imágenes separadas con luz polarizada diferentemente se envía a nuestros ojos izquierdo y derecho mediante filtros polarizantes en los lentes.
[4] Las galaxias activas son galaxias cuyos centros brillantes se cree que son propulsados por un gran agujero negro. Su luminosidad viene de material que es calentado a medida que es arrastrado por el agujero negro.


Desde órbita solar:
 

(3 agosto 2011 ESA-CA) Este descubrimiento es la primera prueba irrefutable de la existencia de oxígeno molecular en el espacio. Con él concluye una larga búsqueda, aunque da pie a nuevas preguntas.

Imagen arriba: Esta dramática imagen se asoma a una 'caverna' de polvo y gas donde se están formando miles de estrellas. Es la imagen más nítida tomada de esta región. Se pueden ver más de 3000 estrellas de diferentes tamaños. Algunas de estas jamás se había observado en luz visible.

La Nebulosa de Orión está a 1500 años luz y es la zona de formación de estrellas más cercana a la Tierra. Los astrónomos utilizaron 520 imágenes del Hubble, tomadas en 5 colores distintos, agregando además imágenes tomadas desde la Tierra para hacer esta imagen. El mosaico de la ACS cubre aproximademente el tamaño aparente de la Luna Llena. Estas observaciones se realizaron entre el 2004 y el 2005.

Haga click en la imagen para agrandar.

Creditos: M. Robberto, Telescopio Espacial Hubble NASA/ESA.

Estas moléculas de oxígeno han sido detectadas en el cercano complejo de formación de estrellas de Orión. Si bien ya hace tiempo que se conoce la existencia de oxígeno atómico en las regiones templadas del firmamento, todas las misiones que trataron de encontrar su variedad molecular – compuesta por dos átomos de oxígeno – habían vuelto con las manos vacías.

Además, la cantidad de oxígeno atómico detectada era mucho menor de lo esperado, lo que dio pie a la pregunta de “¿dónde se esconde todo el oxígeno que existe en las nubes frías?”

El oxígeno, en todas sus formas, es el tercer elemento más abundante del Universo y uno de los componentes principales de nuestro planeta. Lo podemos encontrar en nuestra atmósfera, en los océanos y en las rocas, y es fundamental para la vida tal y como la conocemos, ya que respiramos su forma molecular.

Oxígeno escondido

El Satélite Astronómico de Ondas Submilimétricas (SWAS) de la NASA y la misión sueca Odín se dedicaron a la búsqueda de oxígeno molecular en el Universo, estableciendo que su abundancia también es mucho menor de lo que se pensaba inicialmente.

Una hipótesis que podría explicar estos hechos sugiere que los átomos de oxígeno se congelan, dando lugar a minúsculos granos de polvo que se unen a las moléculas de hielo, ocultando su presencia.

Si fuese cierta, el hielo se evaporaría en las regiones más cálidas, liberando agua en estado gaseoso y permitiendo la formación y la detección del oxígeno molecular.

Paul Goldsmith, científico del proyecto Herschel para la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena, California, y un equipo internacional de investigadores fueron en su búsqueda con la ayuda de Herschel.

Para ello, utilizaron el instrumento HIFI de Herschel para observar las longitudes de onda del infrarrojo lejano, y estudiaron la región de Orión, en la que las estrellas en formación calientan el polvo y el gas que las rodea.

El estudio, realizado en tres bandas de frecuencia del infrarrojo, fue todo un éxito. El equipo de investigadores ha encontrado una molécula de oxígeno por cada millón de moléculas de hidrógeno.

“Esto podría explicar dónde se esconde parte del oxígeno”, comenta Goldsmith. “Sin embargo, todavía no hemos encontrado grandes cantidades, y tampoco sabemos qué tienen de especial los lugares en los que lo hemos encontrado. El Universo todavía guarda muchos secretos”.

Aunque la búsqueda continúa, Göran Pilbratt, Científico del Proyecto Herschel para la ESA, cree que nos encontramos ante un avance significativo: “Gracias a Herschel, ahora disponemos de pruebas irrefutables de que el oxígeno molecular está ahí fuera. Todavía quedan muchas preguntas por resolver, pero la gran capacidad de Herschel nos permitirá hacerles frente”.

Nota del editor:
La nebulosa de Orión aparece a la vista desde la Tierra como una pequeña estrella, la del centro de las Tres Chepas, al Sur de las Tres Marías, o Cinturón de Orión. En el mes de agosto, hay que esperar hasta las 04:00 de la madrugada para observarla.


Desde la órbita solar:
 

(27 Abril 2009 ESA-CA) La visión infrarroja del observatorio espacial europeo Herschel ha revelado la formación de grandes estrellas hasta ahora ocultas en la nébula de la Roseta, cada una de las cuales tiene hasta diez veces la masa del Sol. Estas estrellas determinarán cómo se formará la próxima generación de estrellas dentro de la nebulosa.

Imagen: Nébula de la Roseta en infrarrojo, vista por el Herschel. ESA.

Ubicación
Ascensión recta: 6h 34' 20''
Declinación: +4° 7'
Longitud de onda: 70-250 micrometros

La Nube de Roseta o NGC 2237, se encuentra a unos 5,000 años luz de la Tierra, en plena Vía Láctea. Se ubica entre las estrellas Betelgeuse de Orión y Procyón del Can Menor. Está asociada a una nebulosa mayor que contiene suficiente polvo y gas como para generar 10,000 estrellas similares a nuestro Sol. Forma parte del Brazo de Perseo, que encierra el sector del Espolón de Orión, donde se encuentra nuestro Sol.

La nébula está asociada a un cúmulo de estrellas que son fáciles de ubicar con binoculares y telescopios pequeños. Es difícil observar la nube a simple vista, y para ello se requiera utilizar pocos aumentos y estar en un lugar muy oscuro.

Esta imagen del Herschel muestra la mitad de la nebulosa y prácticamente toda la nube de Roseta. Las estrellas masivas que alimentan a la nebulosa se encuentran a la derecha de la imagen, pero son invisibles en estas longitudes de onda. Los colores representan la temperatura a la que se encuentra el polvo de la nebulosa, que varía entre los -263° C (tan sólo 10° por encima del cero absoluto), en color rojo, y los 233°C, marcados con tonos azules.

Las manchas brillantes son los cúmulos de polvo en los que se ocultan las masivas protoestrellas. Estos cúmulos terminarán convirtiéndose en estrellas con una masa unas diez veces mayor que la de nuestro Sol. Los pequeños puntos cerca del centro de la imagen y en las regiones más rojas son las protoestrellas de menor masa, con un tamaño parecido al de nuestro Sol.

El observatorio espacial Herschel de la ESA recoge la luz infrarroja emitida por el polvo de la nebulosa. Esta imagen es la combinación de tres longitudes de onda de la banda del infrarrojo, codificadas en color azul, verde y rojo, ya que en realidad estas longitudes de onda son invisibles para el ojo humano. La imagen ha sido generada combinando las observaciones de los instrumentos PACS (Photoconductor Array Camera and Spectrometer) y SPIRE (Spectral and Photometric Imaging Receiver).

Herschel ha estudiado por primera vez estas jóvenes y masivas protoestrellas dentro del programa ‘Herschel imaging survey of OB Young Stellar objects’. Conocido como HOBYS, este estudio tiene como objetivo observar las jóvenes estrellas de clase OB, que darán lugar a las estrellas más brillantes y de mayor temperatura.

“Las regiones de formación de estrellas de gran masa son poco frecuentes y más lejanas que las de las estrellas de poca masa”, explica Frédérique Motte, del Laboratorio AIM París-Saclay, Francia. Los astrónomos han esperado un telescopio espacial como Herschel para poder estudiarlas por primera vez.

Es importante comprender el mecanismo de formación de estrellas de gran masa en nuestra Galaxia, ya que aportan tanta luz y otras formas de energía a la nube que las rodea que pueden desencadenar la formación de estrellas de nueva generación.

Nébula de la Roseta en H alfa. IPHAS. Imagen: Nébula de la Roseta en H alfa, luz que no ve el ojo humano. Imagen: Nick Wright, del University College London, para la colaboración IPHAS. IPHAS/Wikipedia

Cuando los astrónomos observan galaxias lejanas, pueden ver las regiones de formación de estrellas más grandes y brillantes. Sin embargo, para poder comparar nuestra Galaxia con las más lejanas, es preciso comprender primero cómo se forman las estrellas de gran masa en la Vía Láctea.

“Herschel estudiará muchas otras regiones de formación de estrellas de gran masa, algunas de las cuales contienen estrellas cientos de veces más grandes que nuestro Sol”, comenta el Dr. Motte, que tiene previsto presentar los primeros resultados científicos del programa HOBYS en el simposio anual ESLAB de la ESA, que se celebrará en los Países Bajos entre el 4 y el 7 de Mayo de 2010.


Desde el L2:
 

(2 octubre 2009 esa-ca) La visión infrarroja del telescopio espacial Herschel ha revelado lo inimaginable, en el centro de una oscura y fría nube, el Saco de Carbón, que vemos en la dirección de la Cruz del Sur, que se recorta contra el brillante disco de nuestra Galaxia, yace una maternidad de estrellas ocultas en nubes de polvo, como joyas enterradas.

Las espectaculares imágenes de las nubes de gas frío obtenidas por el telescopio espacial Herschel, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), muestran una intensa, inesperada actividad de formación estelar. La región, oscura y gélida, está salpicada de fábricas estelares, como perlas en un collar cósmico.

El pasado 3 de Septiembre Herschel apuntó su telescopio a una región de gas frío en la constelación de la Cruz del Sur, cerca del Plano Galáctico. A medida que el telescopio barría el cielo, los instrumentos SPIRE (Spectral and Photometric Imaging REceiver) y PACS (Photoconductor Array Camera and Spectrometer) a bordo de Herschel captaron las imágenes. La región está situada a unos 60º del Centro Galáctico, a miles de años luz de la Tierra.

Las imágenes se han obtenido en luz infrarroja de cinco longitudes de onda distintas; a cada longitud de onda se le ha asignado un color, de forma que los científicos pueden ahora distinguir fácilmente entre el material muy frío, en rojo, del que está algo más templado, que se muestra en azul.

Las imágenes permiten distinguir estructuras en el gas y el polvo fríos presentes en nuestra galaxia, algo nunca observado hasta ahora. Incluso antes de llevar a cabo un análisis detallado, los científicos han podido estimar la cantidad de material, su masa, su temperatura y su composición, y si está colapsando para dar lugar a la formación de nuevas estrellas.

Nadie esperaba que una región fría como esta estuviera bullendo de actividad. Pero las imágenes revelan un sorprendente revuelo; el material interestelar se está condensando en filamentos interconectados, que brillan iluminados por la luz emitida por estrellas recién nacidas en diversos estadíos de desarrollo. La nuestra es una galaxia incansable, que produce constantemente nuevas generaciones de estrellas

Las estrellas se forman en nubes densas y frías. Al contrario que en las imágenes obtenidas a una única longitud de onda, en estas observaciones es fácil visualizar los filamentos que indican que la formación estelar está en marcha.

La Nébula fría, semejante al Saco de Carbón en la Cruz del Sur. ESA. Imagen: La Nébula fría, semejante al Saco de Carbón en la Cruz del Sur. ESA. La imagen en colores falsos, ya que nosotros no podemos ver la luz infrarroja, asignados a cinco filtros de infrarrojo de una nube de gas frío en la dirección de la Cruz del Sur. La región está a unos 60° del centro de la Galaxia, a miles de años luz de la Tierra. La imagen cubre un área de 2°x2° del cielo. Creditos: Panel izquierdo: ESA y el SPIRE consortium, panel derecho: ESA y el PACS consortium.

La cámara SPIRE responda a luz de longitudes de onda entre 2.500 y 5.000 nanómetros y el PACS cubre entre 700 y 1.700 nanómetros, juntos proveen imágenes detalladas de cinco colores diferentes de colores de infrarrojo lejano. El resultado revela material 'oculto' y entrega datos sobre la masa, temperatura y composición del material, parte del cual está colapsando para formar estrellas nuevas.

Tradicionalmente, en una región tan poblada como esta, situada en el plano de nuestra galaxia y que muestra muchas nubes moleculares en la línea de visión, a los astrónomos les ha costado mucho distinguir detalles. Pero la sofisticada instrumentación infrarroja de Herschel ha facilitado enormemente la tarea, gracias a que permite ver a través de un polvo que resulta opaco en luz visible y además capta el brillo del polvo en sí mismo. Estas observaciones no pueden realizarse desde tierra.

El resultado es la visión de una compleja red de filamentos, y de detalles que sugieren sucesos de formación estelar casi simultáneos, brillando como perlas en las profundidades de nuestra galaxia.

Más sobre el telescopio espacial Harschel de la ESA.


Desde Chile:
 

(26 Feb. 2009 ESO) Esta imagen de gran formato revela toda la majestuosidad de este paisaje cósmico, salpicado por cúmulos de estrellas jóvenes, grandes nebulosas de polvo y gas, pilares de polvo, glóbulos y una de las estrellas binarias más impresionantes del Universo. La imagen fue obtenida al combinar exposiciones a través de seis filtros diferentes realizadas con el Wide Field Imager (WFI), instalado en el telescopio ESO/MPG de 2,2 metros, en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile.

Imagen: La Nébula de Carina vista desde La Silla, en Chile. Combina las imágenes tomadas con varios filtros. Crédito: ESO.

La Nebulosa Carina está ubicada a unos 7.500 años-luz de distancia, en la constelación de Carina (la Quilla). Con una extensión cercana a los 100 años-luz, es cuatro veces más grande que la famosa Nebulosa de Orión, y mucho más brillante. Es una región de intensa formación estelar, con oscuros senderos de frío polvo que separan el brillante gas de la nebulosa que envuelve a sus numerosos cúmulos de estrellas.

El brillo de la Nebulosa Carina proviene principalmente del hidrógeno caliente dorándose en la poderosa radiación que emana de monstruosas estrellas recién nacidas. La interacción entre el hidrógeno y la luz ultravioleta produce su característico color rojo y violeta. La inmensa nebulosa contiene más de una docena de estrellas que poseen al menos 50 a 100 veces la masa de nuestro Sol. Tales estrellas tienen un ciclo de vida muy corto, unos pocos millones de años, el parpadeo de un ojo comparado con la expectativa de vida del Sol, que es diez mil millones de años.

Una de las estrellas más impresionantes de la galaxia, Eta Carinae, se encuentra en esta nebulosa. Tiene más de 100 veces la masa del Sol y es alrededor de cuatro millones de veces más brillante, convirtiéndola en la estrella más luminosa conocida. Eta Carinae es altamente inestable y propensa a violentas explosiones, siendo la más notable de ellas el evento de la falsa supernova en 1842. Cuando Durante algunos años, Eta Carinae pasó a ser la segunda estrella más brillante del cielo nocturno y producía casi tanta luz visible como una explosión de supernova (los normales estados agónicos de una estrella masiva), pero sobrevivió.

Se piensa que Eta Carinae tiene una estrella compañera que la orbita en 5,54 años, en una órbita elíptica. Ambas estrellas poseen fuertes vientos que colisionan, lo que produce interesantes fenómenos. A mediados de enero de 2009, la compañera de Eta Carinae alcanzó la menor distancia. Este evento, que podría ofrecer una comprensión única de la estructura de los vientos de las estrellas masivas, fue seguido por una flota de instrumentos en varios de los telescopios de ESO.


Experiencia astronómica***:
 

LA NÉBULA DE CARINA: MATERNIDAD ESTELAR AL EXTREMO
 
Instrucciones para ver esta imagen: Póngase cómodo, ponga su música favorita a todo volumen, despliegue la página a toda pantalla, apague las luces y ... haga click sobre la imagen de abajo.

(26 Abril 2007 NASA - CA) Para celebrar sus 17 años del lanzamiento e instalación del en el espacio del Telescopio Espacial Hubble de la NASA, un equipo de astrónomos del Instituto Científico del Telescopio Espacial (Hubble), para celebrar han publicado una de las mayores imágenes panorámicas realizadas por las cámaras del Hubble. Tiene una extensión de 50 años luz en la región central de la Nébula de Carina, donde ocurre una vorágine de nacimientos y muertes estelares.

Imagen: La Nébula de Carina en toda su magnífica extensión. Haga click aquí para ampliar. Telescopio Espacial Hubble NASA/ESA.

La vista del Hubble registra en un inimaginado nivel de detalles un paisaje fantástico de la nébula mostrando el nacimiento de las estrellas. La inmensa nube de gases y polvo es esculpida por la luz ultravioleta provenientes de estrellas monstruosas que se formaron en el interior de ese inferno. Estas estrellas están aventando el material que las rodeaba, los vestigios de la gigantesca nébula donde se formaron.

La inmensa nébula contiene al menos una docena de estrellas brillantes que se estima tienen entre 50 a 100 veces la masa del Sol. La más opulenta de todas es Eta Carinae, que vemos a la izquierda del centro. Eta Carinae está en la etapa final de su breve y agitada existencia, según lo puede atestiguar el hecho que alguna vez esta estrella brilló en los cielos del sur, tanto como para recibir su nombre, tras lo cual desapareció tragada por nubes de polvo y gas que se forman a su alrededor, presagiando una próxima explosión como una titánica supernova.

La imagen, formada por una serie de 48 tomas, fue difundida por la NASA para celebrar los 17 años de funcionamiento casi ininterrumpido del observatorio espacial en órbita.

La nebulosa, que se encuentra a una distancia de 7.500 años luz de la Tierra, contiene al menos una docena de estrellas que, según los cálculos de los astrónomos, sería entre 50 y 100 veces más grandes que el Sol. El más importante de esos astros es "Eta Carinae", que se encuentra en la última etapa de su vida.

Según un comunicado de la NASA, el caos cósmico de la nebulosa se inició hace tres millones de años cuando sus primeras estrellas se condensaron en medio de una enorme nube de hidrógeno molecular. De acuerdo con la Agencia Espacial, es posible que nuestro Sistema Solar haya nacido en un fenómeno similar hace 4.600 millones de años.

Durante los 17 años que el Hubble lleva en órbita, realizó casi 800.000 observaciones de fenómenos cósmicos. El enorme caudal de información que proporcionó fue fundamental para que los astrónomos perfeccionaran sus conocimientos sobre el Universo.

Según los expertos, el Hubble es el instrumento científico más productivo que se haya construido jamás. Sin embargo, su futuro está en duda debido a que algunas de sus partes comenzaron a fallar, y hasta el momento la NASA no decidió si finalmente enviará una misión para repararlo.


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El editor y responsable de estas páginas
es el escritor científico Jorge Ianiszewski R.

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